Los romanos tomaron la esencia del teatro griego, pero la adaptaron hasta convertirlo en un producto de masas; adquiriendo así un carácter eminentemente popular.
Los tres grandes géneros que cultivó el pueblo romano fueron: La Tragedia, la Comedia y el Mimo. La tragedia fue a menudo sobre troyanos. Los papeles principales en las historias fueron en su mayoría héroes, reyes y dioses, que tenían tendencia a ser sangrientos y terribles.
La Comedia, por su parte, era costumbrista retrataba las situaciones propias de la cotidianeidad del pueblo. Se dividía a su vez en dos subgéneros: La Fábula Togata, cuyo origen era puramente romano y representaba a su pueblo, sus hábitos y sus lugares; y la Fábula Paliata, que era una adaptación de una comedia nueva griega.