La técnica de representación del teatro de sombra pareciera preceder al cine. Proyecta sobre una pantalla blanca, bajo la luz de una lámpara, la sombra de los personajes, todo ello hilvanado en escenas de gran vivacidad, acompañadas por una narración a menudo dialogada, cantos, y el sonido de los tambores y un gong. Actualmente existen compañías que se dedican al teatro de sombras, utilizando cuerpos humanos y sus siluetas, mezclados con objetos y dispositivos similares a las marionetas.
En China, las sombras por lo general representan cuentos populares y leyendas del pasado, muchas de ellas basadas en temas de la ópera china. En Indonesia, los juegos de sombras son una parte integral de la cultura tradicional. Las obras se toman de dos epopeyas religiosas donde por lo general se da una lucha entre el bien y el mal. También en países como Turquía y Grecia se han encontrado registros de una historia de títeres de sombras, en la cual las obras se basan en la vida cotidiana y contienen mucha comedia física.
En Europa occidental, el teatro de sombras tuvo bastante popularidad durante la década de 1800, cuando el arte de cortar siluetas de papel estaba de moda. En el año 1926, el titiritero de sombras alemán Lotte Reiniger logró realizar la primera película animada de larga duración la cual se conocía con el nombre de Las aventuras del príncipe Achmet.
Luego entonces, se extendió el teatro de sombras hacia España, a comienzos de 1800. Lo cual habría comenzado a despertar lo que ha sido la afición, tal como un espectáculo, así como también la actividad privada.
Asimismo, en la última época, pasó a ser un espectáculo que logró una categoría algo adulta. Y entonces fue concebido para adultos. Sin embargo, en la actualidad el Teatro de sombras se encuentra asociado al teatro infantil, o, justamente, a un teatro didáctico creado para el proceso de aprendizaje en el alumnado de educación infantil.
En el teatro de sombras importa mucho el uso de las manos. Además, hay que tener muchos factores en cuenta en conjunto para lograr un buen espectáculo. Por un lado, hay que adaptar el número de personajes y las características del espacio en que se mueven a las posibilidades físicas del local, de la pantalla y del número de componentes del grupo que vaya a realizar la representación. Para ello es preferible hacer un guion fijando los criterios que hay que tener en cuenta.
Estos criterios serían: